29 de julio de 2007

nº15- Obligando a obedecer. (1ª Parte).

nº15- Obligando a obedecer. (1ª Parte).
¿Es correcto obligar a la obediencia en el Camino?
(Basado en un texto de "Federico" en la Web "Opuslibro")

La doctrina interna, en el Camino, sobre la obediencia cristiana de sus miembros a los catequistas laicos (la mayoría sin formación teológica, psicológica,..etc) tiene afirmaciones y frases hechas que me parecen, además de gratuitas, que no están muy de acuerdo con la doctrina católica; son difíciles de aceptar para un cristiano, e incluso observo en ellas una carga de absolutismo religioso incomprensible en el tiempo en que vivimos.
Como se dice a menudo dentro de las comunidades:, “Obedecer a un catequista es obedecer a Dios mismo” ¿Y hay alguna persona que se pueda creer esto? Si es así, puede que tenga muy deformada la conciencia y mutilado el uso de la inteligencia, debido al adoctrinamiento que ha recibido.
Somos seres racionales, y opino que Dios nos ha hecho semejantes a Él precisamente en la racionalidad, y en lo que ésta genera, la libertad, que es necesaria para poder optar libremente por Él, y que entiendo que es la razón principal para crearnos como nos ha creado. Me parece que sólo un machacamiento metódico, puede conseguir inculcar que hay que obedecer a cualquier catequista porque sus mandatos son mandatos de Dios.
Casi a diario somos testigos de frases hechas como: “Quien obedece no se equivoca”,Se obedece no a un hombre, sino a Dios”. He resaltado en negro lo que me ha parecido digno de destacar, como haré en el resto del escrito.
Puede resultar problemático para un cristiano formado aceptar esa afirmación, pero me parece que el problema fundamental lo tiene el catequista que manda creyéndose portavoz de Dios. Yo lo pensaría dos veces antes de actuar con esta convicción, está Dios por medio y esto es muy serio y grave.
A continuación voy a dar mi opinión sobre la obediencia, eso que tanto se demanda dentro de las Comunidades Neocatecumenales con el transcurso de los “pasos”.Creo que antes de calificar de cualquier forma a la obediencia, hay que intentar delimitarla.

La Real Academia nos indica que la obediencia es, en primer lugar, la acción de obedecer, y que obedecer es cumplir la voluntad de quien manda (DRAE, Ed. electrónica v. 1.0). Las 3 siguientes definiciones no específicas, que de la obediencia da el diccionario, todas se refieren a las órdenes religiosas. No deja de ser curioso, que esa obediencia tan exigida en las comunidades, sea algo con tantas referencias a la vida consagrada, ¡¡¡ con votos religiosos, no para gente corriente!!!
Pienso que en sí misma, sin relación a otra cosa, la obediencia es un tipo de esclavitud al sustraer la propia voluntad, su acción y efecto, para sustituirla por la de otro y darle cumplimiento.
En relación con otras cosas, esta sustitución de la propia voluntad es absolutamente positiva si el otro, quien manda, es Dios: “porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Jn 6, 38); o lo que se manda posee la garantía de Dios. También puede ser positiva al considerar las facultades legales del que manda, o de respeto, de sujeción... al que manda, aunque en estos casos hay que considerar lo que se manda.
En el Catecismo de la Iglesia Católica (CI) podemos leer que “El ciudadano tiene obligación en conciencia de no seguir las prescripciones de las autoridades civiles cuando estos preceptos son contrarios a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas o a las enseñanzas del Evangelio” (n. 2242). La obediencia también puede exigirse, o imponerse, recurriendo a la fuerza en cualquiera de sus modalidades, incluidas la del engaño y la propia de la presión psicológica. (Que es la manipulación más clara dentro de las Comunidades Neocatecumenales).

La Iglesia obliga “en conciencia“ a no seguir ”las prescripciones de las autoridades civiles cuando estos preceptos son contrarios a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas o a las enseñanzas del Evangelio”.

Supongo que tendrá algo que decir cuando un catequista, fundamentándose en la doctrina interna de la obediencia, fuerza a una cristiana a reconocer que debe renunciar a sus propios familiares, o a su trabajo, o al cuidado de un enfermo de su familia por asistir a los “pasos” y seguir a Cristo, y mil ejemplos más (cantidad de testimonios se pueden encontrar en la red, en los que se comprueba lo aberrante, vejatoria e inhumana que resulta la obediencia, a veces, en algunos escrutinios, en las Comunidades Neocatecumenales). Y todo ello, porque se inculca que se obedece a Dios, que habla por el catequista...

Según todo lo anterior, me parece que las preguntas que habría que formularse con relación a la obediencia son: ¿a quién?, ¿en qué?, ¿para qué? y ¿por qué?

Obediencia ¿a quién?

En las comunidades aseguran, que se obedece a los catequistas porque representan a Cristo, y son los instrumentos que utiliza Dios para hacer llegar su voluntad, al sujeto, en el Camino: Con este convencimiento, se procura vivir, desde que llegamos al Camino, pues el Catequista —quien sea— representa a Cristo, y es instrumento de Dios para hacernos conocer su Voluntad. ¡¡ Así de fuerte!!

Es decir, el catequista (una persona laica, sin formación y sin ningún tipo de control mientras realiza el escrutinio) es un ministro de Cristo (lo representa, está comisionado o enviado por Él): vamos bien... Qué pena que la Iglesia no reconozca este tipo de ministerio de los fieles laicos cristianos. Y este laico es conocedor (instrumento, se dice) de la voluntad de Dios para la persona que dirige o escruta (no se puede equivocar, ni puede manipular...): muy doctrinal, si señor... ¿Quién lo habrá facultado para conocer la voluntad de Dios y, por tanto, ser infalible?... Debe ser el mismo Kiko.

Además, se indica que esto se apoya en la fe cristiana:. Para los neocatecumenales, la Voluntad de Dios es siempre clara, transparente; la podemos conocer hasta en sus mínimos pormenores, porque en la ayuda de nuestros Catequistas y responsables nos permite saber lo que el Señor nos pide en cada momento. En el cumplimiento de esa Voluntad divina, ha de manifestarse nuestro espíritu de fe sobrenatural y Neocatecumenal. (Dejar trabajos, cuidar familiares enfermos o no cuidarlos, dejar un novio o echarse otro, tener más hijos..etc queda definido claramente en tu vida a través de lo que diga tu catequista)

Lo que me produce más desazón es que parece que creen tener a Dios a su servicio.

La fe sobrenatural, la misma por la que creemos en Dios nuestro Señor, se manifiesta en una obediencia total al responsable y al catequista..., él indica cuál es la voluntad de Dios para el adepto (debe tener un teléfono celular directo con Dios). ¿Qué sarta de disparates es ésta.?

Es digno de observar que la obediencia en las Comunidades, con el tiempo y los “pasos” es “total”. Quizá hayan procurado, desde hace algún tiempo, que esta afirmación no aparezca en los textos, pero siempre hay alguno que se escapa a la revisión. Puede observarse lo común que es la frase: “Quien obedece no se equivoca” dentro de las Comunidades.

Aquí se vislumbra la faceta fascista, sectaria, manipuladora e in-humana que se dá en Comunidades con ciertos Catequistas canallas que utilizan el sistema para sus propios intereses o como herramientas para sus “vengazas” personales basadas en el odio o antipatía hacia algunos miembros a “su servicio”.

(continuará con la 2ª parte)...

21 de julio de 2007

nº14- "Pobre diablo": las cloacas de la Iglesia y del Camino.


Coloco aquí un formidable texto sobre las cloacas de la Iglesia y del Camino.


Aunque el texto no menciona al Camino, la perspectiva que denuncia es asimilable a realidades impuestas dentro de él:

----------------------------------------------------


Pobre diablo.


Francisco Lorenzo PÉREZ MATA. Diplomado en Teología
nº 1.301 de la Revista "Tiempo

Ya no dan miedo. La verdad es que ya somos mayores para tenerlo. Pero ellos lo intentan, siempre queda clientela para el miedo. ¡Aquellas cuaresmas de antes, con esos predicadores en el púlpito “sobrecogiendo al personal”, qué maravilla! Todo era pecado, demonio, infierno, fornicación, lujuria, lascivia, deseo... le hacían más publicidad al “malo” que al “bueno”. “Siempre negativo”, como dijo el entrenador.

Hoy es más difícil vender miseria, vender miedo. Sigue habiendo adictos, no lo dudo, pero también hay más inteligencia. Un ejemplo: un cura de una población pequeña, que “pasaba por el confesionario” a todo el pueblo, mmm... ¿quién tenía mejor información que ese cura?. Le bastaba una mirada, para someter las conciencias.

Claro que lo dicho en confesión es secreto y no se debe utilizar en provecho propio, sí, sí... de allí el refrán: “Se dice el pecado pero no el pecador”.

Actualmente los mitrados españoles han descubierto la presencia del maligno en la asignatura: Educación para la Ciudadanía. Para el primado de las Españas, monseñor Cañizares, es "colaborar con el mal" ya sólo el permitir que esta asignatura sea impartida. Para fray Jesús hermano lobo, obispo de Huesca y Jaca "la situación es muy grave por la intrusión en materia moral...".

Ninguno de los dos aduce el texto de la asignatura de donde sacan semejantes conclusiones. No lo necesitan. Es el demonio el que la ha escrito, el diablo el que la ha publicado, Satanás el que intenta educarnos. Amén, ¡aleluya!

¡Y yo pregunto, yooo preguntooo! (como aquellos que nos atemorizaban la conciencia desde el púlpito) ¿Será colaborar con el mal?:

1.- ¿Hacer una carta pastoral como la que escribió fray Jesús en marzo, hablando de la conspiración del 11-M sin que, al parecer, hubiese tenido una visión divina, una aparición de la Virgen, que se lo mandara?

2.- ¿Tener internados masculinos o femeninos, separados, induciendo por la convivencia diaria a la homosexualidad? Algo de eso explicaba "un tal Almodóvar" en una película titulada "La mala educación".

3.- Elegir un colegio religioso para la educación de tu hij@, que es elegir un proyecto de Dios-masculino, donde la mujer pasa a ser motivo de pecado y despreciada por Cristo, que nunca las quiso con Él (según dicen actualmente).

4.- Contraer matrimonio canónico en la Iglesia Católica ya que hay Santos como San José María Escrivá de Balaguer, que calificó de "tropa" a todos aquellos que contraían matrimonio y por tanto, yacían con una mujer todas las noches.

5.- Presidir la Mutua del Clero, como hace el Cardenal Richelieu, perdón, Rouco Varela, aquella sobre la que se enfocó la atención tras el escándalo Gescartera. La mutua Umas asegura a personas y bienes eclesiásticos, pero también invierte en bolsa a través de Umasges. Entre Umasges, Vayomer y BI Gran Premiere, la Iglesia se juega en Bolsa unos 18 millones de euros.

6.- Aparecer en puestos directivos de banca, con mitra y todo, como el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, que es presidente de la Caja de Ahorros del Círculo; también aparecen prelados en la de Salamanca, Soria, Cajasur y Cai. Es que "servir a dos señores" es un arte que no todos poseen.

Francisco Lorenzo PÉREZ MATA.
Diplomado en Teología

1 de julio de 2007

nº13- La Iglesia apocalíptica de Kiko.


nº13- La Iglesia apocalíptica de Kiko.

Interesante artículo, de Jose Manuel Vidal, publicado en el periódico el mundo a fecha 16 noviembre 2003:
--------------------------------------------------

La Iglesia apocalíptica de Kiko Argüello, un profeta del siglo XXI:
El fundador del Camino Neocatecumenal pinta un mundo de «perversión» en manos de Satanás que sólo puede salvar «Cristo Resucitado»

MADRID.- Artista, pintor, cantante, compositor y fundador. Se llama Kiko Argüello y ni siquiera es cura. Pero le siguen más de un millón de personas en todo el mundo. Su mensaje es claro y tajante: «El mundo es un antro de perversión y abominación en manos de Satanás» y su única salvación es «Cristo Resucitado».En un mundo desgraciado, donde reina el aborto, la eutanasia y la homosexualidad, el camino neocatecumenal es la única salida que le queda al hombre para ser feliz y encontrar sentido a su vida.

El aula magna de la Universidad San Pablo-CEU está abarrotada.No cabe un alfiler. Se masca el ambiente de las grandes ocasiones.Los congresistas esperan con expectación a la estrella invitada el segundo día del Congreso Católicos y Vida Pública: Kiko Argüello.Entra, en medio de una nube de fotógrafos. Le presenta Gerardo Rocha, presidente de la Universidad Santo Tomás, de Chile. En primera fila, el ex comisario europeo Marcelino Oreja, el ex consejero de Educación de la Comunidad de Madrid Carlos Mayor Oreja y el obispo de Jerez, Juan del Río, entre otros.
Kiko viste un traje negro con corbata del mismo color, que realza aún más su figura de cincuentón de pelo cano. Se nota que cuida su imagen. Todo está perfectamente pensado, desde su forma de vestir hasta su manera de hablar o de gesticular. Y, desde el principio, rompe esquemas. «¿Me permiten que hable de pie?», pregunta y se levanta. Y ya no volverá a sentarse durante la hora y tres cuartos que dura su intervención. Su comienzo es dubitativo y vacilante. Quiere hablar de que «la belleza salva al mundo», pero no lo consigue. No le salen las palabras. Vacila, suspira, suda, se mueve nervioso.

Pasa la primera media hora contando su vida. A «pinceladas», como él mismo reconoce. Porque es incapaz de hilvanar su relato. Y cuenta su crisis de juventud en Madrid, en la Escuela de Bellas Artes, «cuando no me hice comunista porque Dios me ayudó». Su descubrimiento de Sartre, su vacío existencial, su búsqueda de Dios y su caída del caballo.«Un día entré en la iglesia del Carmen, cerca de Sol, la vi llena de viejas y creí y comencé a llorar a chorros como nunca».

Pierde el hilo («¿por donde iba?») y se aturulla. La gente se mira, extrañada: la estrella no tiene un buen día. Impertérrito y sudoroso, Kiko presume de familia bien, cuenta su estancia en las barracas de Vallecas «rodeado de quinquis, gitanos, ratas y perros», el lugar donde se encontró con el «sufrimiento de los inocentes». Y allí, en «aquel laboratorio», nació el Camino Neocatecumenal.

Poco a poco, Kiko se va calentando. Y pasa de la vacilación al dominio del escenario. Comienza a templar y a mandar, hablando de lo que conoce por dentro: la experiencia artística. Y exhibe, ante un auditorio boquiabierto, su capacidad pedagógica de profesor de Arte. Con demostración incluida. Hace levantar a una chica de la primera fila para explicar su teoría de la relación armónica: «Tus pómulos salientes, tu frente y el cambio de materia de tu pelo. La relación matemática de la belleza armónica». La chica se sienta, toda cortada. Y Kiko sigue con su clase de estética del arte, durante más de 20 minutos.

Y da paso a la tercera parte de su show. El Kiko vacilante se transforma en un telepredicador seguro de sí mismo, que domina el escenario, que se pasea con el micrófono en la mano, que se quita la chaqueta y se lanza a predicar el kerigma o el anuncio de que Cristo ha resucitado. Chilla, jadea, gesticula, coge el crucifijo y lo levante en el aire como un iluminado. Enrojecido, encolerizado, se escucha a sí mismo y lanza su mensaje: «Los ídolos ciegan. Sólo Dios nos salva».

Lee pasajes del Apocalipsis que hablan de demonios, rameras y abominaciones. Y de la Gran Ciudad, a la que identifica con Nueva York, símbolo de la cultura de la muerte. Clama contra los 300 millones de abortos sólo en China. Y dice que el mundo sólo se salva «por la necedad de los predicadores» del Camino. Se dirige a un cura, le señala con el dedo y le dice que es «un pecador bastante gordo».

Se da la vuelta y, señalando a Marcelino Oreja, le espeta: «¿Este hermano tiene vida eterna? Que lo demuestre». Monseñor del Río, que está sentado al lado del ex comisario europeo, baja la cabeza, anonadado. Kiko despotrica contra el compromiso social de los cristianos. Critica a Holanda y al teólogo Edward Schillebeeckx, como paradigma del «cisma católico de un cristianismo basado en lo social» y de un país «lleno de homosexuales». Por el tono, sólo le falta mandar a todos los gays a la hoguera.

De pronto se detiene y concluye: «Rezad por mí». Tímidos aplausos. Hasta los católicos conservadores sienten un poco de vergüenza.

A tres calles del Aula Magna del CEU, en el Colegio Mayor Chaminade, de los jesuitas, la Asociación de Teólogos Juan XXIII rinde homenaje a Hans Küng, el célebre teólogo disidente. Allí se habla de opción por los pobres, de utopía liberadora, de ética de la paz, de solidaridad, de lucha por la paz en la justicia. Dos mundos, dos lenguajes y dos Iglesias. La del Apocalipsis y la de la esperanza.